Investigadores médicos del Reino Unido trataron con éxito a seis pacientes con hemofilia B mediante la inyección de una versión corregida del gen defectuoso, un hito en el campo de la terapia génica. La hemofilia B se convierte así, en la primera enfermedad conocida tratable mediante terapia génica, una técnica con un historial de 20 años de fracaso casi ininterrumpido.
Según palabras del Dr. Ronald Cristal, genetísta a cargo, “creo que este es un avance fenomenal para el campo”. “Después de todo el exceso de publicidad que tuvo este tipo de terapia en la década de los ’90, creo que este campo de investigación está retornando”.
La terapia génica ha tenido éxitos de menor importancia en enfermedades muy raras, pero sufrió un importante revés en 1999 con la muerte de un paciente en un ensayo clínico en la Universidad de Pennsylvania. Otro ensayo de terapia génica trataba con una inmunodeficiencia, pero terminó causando cáncer en algunos pacientes.
El concepto general de la terapia génica -reemplazar el gen defectuoso de cualquier enfermedad genética con la versión intacta- ha sido desde siempre cautivante. Sin embargo, su realización en la práctica, por lo general insertando el gen sustituto en un virus que luego se introduce en las células humanas, ha sido una dura lucha. El sistema inmunológico es muy eficaz en matar los virus antes de que los genes puedan tener algún efecto.
El éxito obtenido con la hemofilia B, incorporó varias de las pequeñas mejoras que han sido desarrolladas durante años por diferentes grupos de investigadores.
El virus portador, lleva una versión normal del gen humano que permite la producción de Factor IX y fue elaborado por un grupo interdisciplinario de investigadores del Hospital de Investigación Infantil Saint Jude en Memphis, USA. Los pacientes fueron reclutados y tratados con el virus en Inglaterra por un equipo dirigido por el Dr. Amit C. Nathwani del University College of London. Investigadores del Hospital Infantil de Filadelfia controlaron los pacientes para evaluar posibles reacciones inmunológicas.
El Dr. Nathwani y su equipo informaron que los pacientes fueron tratados mediante la infusión intravenosa del virus portador. El virus se aloja luego en la células del hígado, haciendo que el gen produzca células sanas en serie que comienzan a producir Factor IX. Una sola inyección permitió a los pacientes producir una pequeña cantidad de factor, sufuciente como para que cuatro de los seis pacientes pudiera detener su tratamiento profiláctico habitual. Los otros dos pacientes siguieron necesitando concentrados, pero con menor frecuencia.
El tratamiento de un paciente puede llegar a los US$300.000 al año, con un costo de por vida posible de US$20.000.000, pero la inyección necesaria con el virus sólo costaría US$30.000. Algunos expertos que tuvieron acceso a las pruebas llegaron a declararlo “un estudio sin precedentes”.
Los pacientes han seguido produciendo su propio Factor IX por hasta 22 meses, dijo el doctor Edward GD Tuddenham, director del Centro de Hemofilia del Hospital Royal Free en Londres. Uno de los pacientes, en tanto, que tenía una buena respuesta en un primer momento, vió reducido su nivel de factor IX rápidamente al 1%, volviendo a los valores previos al tratamiento.
Veinte pacientes más serán tratados con la dosis del virus que mejor respuesta dió, con el objetivo de que dosis más alta no provoquen un ataque del sistema inmune. “Estamos muy cerca del punto exacto”, dijo el Dr. Tuddenham. Si todo va bien, un tratamiento genético de la hemofilia B “podría estar disponible para su uso generalizado en un par de años”.
En un ensayo en 2006, un paciente inyectado con un gen corregido produjo su propia Factor IX, pero sólo durante 10 semanas. La jefa del proyecto entonces, la Dra. Katherine A. High, del Hospital de Niños de Filadelfia, dijo que la nueva terapia ha funcionado porque el nuevo virus portador era más eficiente y porque el equipo de investigación había tratado a los pacientes con esteroides para suprimir el sistema inmunitario que ataca al virus. “Creo que es increíblemente emocionante, y lo digo a pesar de que estas personas sean mis competidores”.
Un problema serio la terapia génica es que los virus portadores se podrían insertan al azar en los cromosomas, causando la mutación de algún gen. El virus utilizado por el equipo del Dr. Nathwani, en cambio, conocido como virus adeno-asociado-8, generalmente se queda fuera de los cromosomas, por lo que no debería presentar este problema. Sin embargo, los pacientes deben ser monitoreados para el cáncer de hígado, una pequeña posibilidad que se ha visto ocurrir en los ratones de prueba. “No creo que se trate de algo alarmante, pero es un problema de seguridad importante que debe ser evaluado”, dijo la Dra. High.
Los humanos tienen poca o ninguna inmunidad contra el virus adeno-asociados, que infecta a los monos rhesus. El virus tiene una propensión a hacer de las células del hígado su objetivo lo que es bueno para la terapia debido a que estas células son los productores naturales del Factor IX. Sin embargo, las células del hígado no viven para siempre y poco a poco comienzan a reponerse por sí solas, limitando la duración de la terapia.
Alrededor del 80% de los casos de hemofilia son del tipo A, pero los investigadores se han centrado en la hemofilia B, en parte, debido a que el gen del Factor IX es mucho más pequeño y más fácil de trabajar.