Profesor asistente del departamento de Kinesiología de la Universidad de Chile e investigador en el área de biomecánica y rehabilitación musculoesquelética en personas con hemofilia. Kinesiólogo de la unidad de biomecánica del Hospital San José y luchador de Judo en su tiempo libre.

La artropatía hemofílica es resultado del sangramiento intraarticular repetitivo principalmente en codos, rodillas y tobillos. Sin embargo, diversos estudios han demostrado que basta un sólo evento de hemartrosis articular para generar un daño articular. En personas con hemofilia severa o moderada, es posible que bajas demandas mecánicas durante el día a día puedan generar hemartrosis.

Como ustedes ya saben, la realidad de la Hemofilia en Chile está muy marcada por la incorporación dentro del GES. Muchas personas con hemofilia no alcanzaron a tener profilaxis desde la infancia, lo cual generó secuelas importantes en sus articulaciones. Llegando muchos de ellos a cirugías ortopédicas tempranas.

La artropatía hemofílica no sólo tiene como consecuencia el daño articular, también afecta el tamaño del músculo, la capacidad de generar fuerza, el equilibrio postural y la coordinación de los músculos.

Un aspecto importante para evitar lesiones en las extremidades inferiores, es el control del balance postural. Diversos estudios han reportado que las personas con artropatía hemofílica tienen un pobre control postural en tareas como estar parados con los pies juntos o en un pie, con ojos abiertos o cerrados. Esto tiene repercusiones en el control de los músculos durante diversas actividades de la vida diaria, generando mayor riesgo de hemartrosis. El control postural necesita de la información proveniente de las articulaciones, sistema visual y vestibular. Todos juntos aportan a entregar información para controlar nuestra postura. En un estudio publicado el 2017 en la Journal Haemophilia, reportamos que las personas con artropatía hemofílica suelen ocupar menos la información proveniente de las articulaciones, privilegiando el sistema visual y vestibular. Esta estrategia tiene repercusiones en los ajustes posturales en situaciones de desequilibrio donde el sistema nervioso realiza ajustes necesarios para que los músculos reaccionen lo antes posible para evitar caídas. Estos ajustes suelen tener un tiempo de respuesta menores a 0,5 segundos.  Para mejorar el control postural, el realizar actividades como caminar, andar en bicicleta, no garantiza mejorar el equilibrio. Diversos estudios plantean que para mejorar las reacciones posturales son necesarios trabajos específicos en diferentes superficies, apoyos, así como diversas dificultades motoras y cognitivas (ej. tareas matemáticas) para ayudar a optimizar el control postural automático.

Por otra parte, en un estudio que publicamos recientemente en la Journal Haemophilia, reportamos que el daño articular en personas con Hemofília genera compensaciones musculares durante la marcha. Específicamente, se observó un aumento de la actividad simultánea de músculos que realizan fuerzas opuestas (músculos antagonistas), contribuyendo así a una mayor sobrecarga dentro de la articulación.  Esta estrategia muscular en parte se generaría para aumentar la estabilidad de las articulaciones durante diferentes actividades de la vida diaria como el caminar, subir escaleras y correr. Sin embargo, cuando esta actividad entre músculos antagonistas es mayor y más larga en el tiempo, puede contribuir a un mayor desgaste articular.

Parte de las estrategias terapéuticas para disminuir la sobrecarga articular, es la realización de ejercicios de fuerza y equilibrio, para ayudar a que los músculos de la rodilla y el tobillo logren coordinarse de manera adecuada. Realizar estos tipos de ejercicios no sólo ayudaría a disminuir la sobrecarga en las articulaciones, sino también a disminuir el dolor articular y el riesgo de hemartrosis. Sin embargo, es muy importante señalar que estos ejercicios deben estar supervisados y coordinados por el kinesiólogo y médico tratante.

Los ejercicios de fuerzas suelen ser no recomendados en hemofilia por el riesgo de hemartrosis o lesiones musculares. Sin embargo, en un estudio publicado por nuestro grupo de investigación en la Journal Physical Therapy, se reportó que realizar ejercicios con cargas al 70 % de la fuerza máxima con pesos libres o bandas elásticas durante los días de profilaxis, no generaron efectos adversos en las 24-48 horas posterior al ejercicio. Estos resultados abren nuevos horizontes a la realización de ejercicios de fuerza de manera segura junto a un adecuado tratamiento médico.

En Chile, se ha avanzado mucho en el tratamiento médico de la Hemofilia. No obstante, la rehabilitación y la actividad física se plantean junto al tratamiento médico como un pilar fundamental en la salud articular y calidad de vida de las personas con hemofilia.

Para finalizar quisiera agradecer a la Dra Verónica Soto, al Departamento de Kinesiología de la Universidad de Chile, y al grupo de investigación de la Universidad de Valencia (Dra Sofia Pérez, Dr Felipe Querol y Dr Joaquín Calatayud) por todo el apoyo brindado en estos años.

Esperamos de corazón que la investigación desarrollada se acerque cada vez más a ustedes y que sea una luz más para mejorar los futuros tratamientos, y mejorar su calidad de vida y las de sus familias.

Cruz‐Montecinos, C., De la Fuente, C., Rivera‐Lillo, G., Morales‐Castillo, S., Soto‐Arellano, V., Querol, F., & Pérez‐Alenda, S. (2017). Sensory strategies of postural sway during quiet stance in patients with haemophilic arthropathy. Haemophilia23(5), e419-e426.

Cruz‐Montecinos, C, Pérez‐Alenda, S, Cerda, M, Maas, H. Neuromuscular control during gait in people with haemophilic arthropathy. Haemophilia. 2019; 25: e69– e77.

Joaquín Calatayud, Sofía Pérez-Alenda, Juan J. Carrasco, Adrián Escriche, Cruz-Montecinos Carlos, Lars L. Andersen, Santiago Bonanad, Felipe Querol,José Casaña. Muscle activity, tolerability and safety of conventional non-resisted therapeutic vs externally-resisted upper-body exercises in patients with haemophilia. (2019) Journal of Physical Therapy. 2019; 99: 411–419.

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